Afectación de la memoria, la velocidad de procesamiento de la información, la atención y las funciones ejecutivas. Son una de las causas frecuentes de discapacidad tras un Ictus.
Fatiga, pérdida de energía, dificultad para comenzar o sostener un esfuerzo voluntario. Alteración de la marcha (caminar, correr, subir escaleras), temblor, espasticidad. Incontinencia urinaria.
Depresión, apatía, baja autoestima, síntomas ansiosos, sentimiento de dependencia. Reducen la actividad laboral y social, llegando incluso al abandono.